Aaron, tras terminar el instituto trabajaste como artista y en la metalurgia. Ahora estudias arquitectura. ¿Por qué?
Muy simple: porque quiero darle forma al mundo, a lo que nos rodea. También por hacer algo sensato, como se suele decir. La arquitectura tiene un gran impacto en nuestras vidas, dado que cada vez más gente vive en ciudades. Los humanos influenciamos cada vez más el entorno, la naturaleza tiene cada vez menos poder.
¿Cuál es tu meta como arquitecto?
Deseo crear espacios en los que la gente se sienta cómoda. Creo que las ciudades alemanas no son muy progresistas, tienen demasiadas estructuras rectangulares. ¿Por qué no construir casas curvilíneas o elevadas?
Tus estudios son el comienzo de una nueva fase en tu vida. ¿Cómo se siente?
¡Es muy intenso! Quería tomarme un tiempo para mí mismo, para vivir libre y sin compromisos. Cuando me permití soñar un poco, de repente, decidí que quería estudiar. En ese mismo momento, me puse manos a la obra.