En Glashütte, 180 empleados fabrican relojes y calibres de la más alta calidad: en la antigua estación de trenes, en la Cronometría de NOMOS Chronometry situada en lo alto del valle, en el departamento de maquinado de precisión y en la sala de producción del distrito Schlottwitz de Glashütte. Se sobreentiende que Glashütte es el corazón de NOMOS Glashütte, pero hay más empleados repartidos por todo el mundo, por ejemplo en Nueva York y Berlín; en total ya ascienden a más de 200.
Encontrar una compañía que no adquiere los movimientos de sus relojes a terceros, sino que los diseña y fabrica, no es nada usual: ni en Glashütte, ni en ningún otro lugar del mundo. NOMOS Glashütte desarrolla y produce sus propios calibres de forma exclusiva. Todos y cada uno de sus relojes se fabrican in situ en Glashütte.
Y casi todo se hace a mano. Las planchas de fresado, los puentes, los engranajes, el templado azul de tornillos, los cantos biselados, la puesta a punto de los calibres... fabricar los mejores relojes requiere mucha paciencia. Desde que se realiza el primer diseño sobre el papel hasta que el producto llega al mercado, suelen pasar años. Con una increíble cantidad de esfuerzo y atención a los detalles, los relojeros de NOMOS producen y refinan prácticamente por completo a mano los múltiples componentes de los mecanismos. NOMOS Glashütte solo usa máquinas cuando la alta tecnología es más precisa que la artesanía: cuando todo depende de una milésima de milímetro.